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lunes, 13 de diciembre de 2010

Estoy flipando

Si es que esta claro que todas las noticias, sean buenas o malas, siempre vienen juntas. Y como no podía ser de otra manera, hoy voy a hablar de esa gran empresa que todos conocemos bien y a la que adoramos más cada día que pasa y que se llama: 




 Sí... Casi me parecía un milagro no haber dedicado una entrada ya en mi blog dada la cantidad de problemas que tenemos con ellos casi a diario (quien más, quien menos, da lo mismo x__D). Y estuve pensado que ya que estoy esperando tres paquetes, que tendría que escribir finalmente sobre ellos, sobre aduanas o sobre las dos cosas. 

No me equivoqué. 

Lo de hoy ha sido simplemente, el colmo de los colmos. O una tomadura de pelo en toda regla. O una incompetencia de tal calibre que aún me sorprendo de que no hayan despedido a la mitad de la plantilla y hayan renovado caras y trabajos nuevos para más gente capacitada. Voy a narrar los hechos como si fuese una historia porque de verdad lo merece. 

"Estando Morgana casi recién levantada en su casa y haciendo acopio de fuerzas para ponerse a estudiar tras ver un mensaje tentador del twitter en el que se leía algo como "hacer pecados" (by MC xDDD), el interfono empezó a sonar. Lo hizo una, dos y hasta tres veces, como con prisa, y la joven se levantó rauda y veloz para descolgar antes que el cansino de abajo decidiera que no había esperado ni dos segundos antes de largarse por donde había venido. Por suerte no fue así y estos son los hechos que acontecieron entonces: 

Morgana: ¿Diga?
Cartero: ¡El cartero! ¿A** Le*****? (confidencial y con la lengua trabada el pobre señor...)
Morgana: Sí, soy yo. Suba
Cartero: No, no, es que no tengo el paquete aquí. Es que como una vez me robaron uno, prefiero que vayáis vosotros a recogerlos a paquetería. Ya no estamos en la oficina central; nos hemos mudado a blablabla. 
Morgana: Pero... Entonces me está diciendo que vaya yo, ¿no? *enojadilla* 
Cartero: Sí, bueno... O si acaso te dejo el aviso en el buzón y ya vas a recogerlo mañana. 
Morgana: *Pensando que es un total incompetente medio hippie porque ya sabe quién es* Iré yo... 

La muchacha decidió bajar a paquetería porque el recinto estaba muy cerca de su casa, aprovechando que de todos modos, iba a salir. (Y así se libraba del estudio, de paso). Así pues, una vez en el recinto, le comenta lo ocurrido con el cartero a otro empleado del lugar que, tras muchas y variadas vueltas por allí, no encuentra el paquete en cuestión y le recomienda volver un poco más tarde.

Morgana, con dosis de energía y buen humor a pesar de todos los contratiempos, decide acceder nuevamente con la garantía de que, más tarde, tendrá por fin uno de los paquetes que espera con ansia sin saber exactamente de cuál de ellos se trata. 

El tiempo pasa y al marcar el reloj las 13.35, Morgana entra de nuevo por la puerta de paquetería con la esperanza de que su paquete ya haya sido encontrado por el caos de la oficina. Cuenta de nuevo la conversación surrealista con su cartero a dos empleados más y cuál es su sorpresa cuando el paquete está encima del mostrador pero uno de ellos, el más serio y que parece llevar la voz cantante, le dice: 

Empleado: Lo siento, pero no podemos darte el paquete. 

La sorpresa de Morgana es mayúscula e inmediatamente pregunta: 

Morgana: ¿Y eso por qué? Si el cartero me dijo que viniera, ahora tienen que darme el paquete. No he perdido la mañana en balde. 
Empleado: Lo sentimos, pero como el paquete es certificado, tiene que firmar en el impreso que llevan siempre los carteros para confirmar que el paquete ha sido entregado a la persona correcta. 

No; ahora el documento nacional de indentidad, alias DNI, no sirve para identificarte como ciudadano español. 

El otro empleado con menos poder pero más sentido común, intenta por todos los medios conseguir templar unos ánimos que, milagrosamente, no están muy alterados. 

Empleado2: Si quiere, señora (¿señora? Sólo por eso, Morgana pensó en ponerle otra reclamación), puede esperar a que venga el cartero o ya ir mañana a la oficina a recogerlo... porque el ordenador no nos deja programar otra salida para ese paquete y si no nos deja el ordenador, no podemos entregárselo. 
Morgana: No he perdido toda la mañana ni llevo aquí 20 minutos para irme sin mi paquete. Las cosas no se hacen así. 
Empleado2: Lo sé, lo sé... Pero es que no sé cómo el cartero no ha caído en decirle que si no firma, no puede coger el paquete. 

Así que Morgana, decidida a conseguir lo que es suyo por derecho (xDD), decide esperar al cartero. 

Mientras tanto, otro personaje (llamémoslo así) que pasaba por allí, la ve entre tanto empleado, esperando como un asta de bandera. Se acerca amablemente y le pregunta. Morgana, cargada de paciencia quizás por obra y gracia de Santa Claus, vuelve a exponer su problema intentando conservar la calma hasta que el susodicho personaje le dice: 

Personaje: Pues tiene que esperar en la calle. 

¡En la calle, sí señores! Porque la lluvia, el sol inclemente o un huracán no son problemas de Correos. Morgana, sin dar crédito a lo que escuchan sus oídos, decide no irse a la calle, sino esperar en la salida dando vueltas, aún dentro del recinto, para esperar al dichoso cartero, al que ya ha maldecido, por lo menos, cien millones de veces. Bendita alta tecnología movilística, porque al menos tiene juegos con los que entretenerse. 

Pasadas las 14.15 de la tarde, el cartero llega finalmente pero ¡no entra al recinto! Porque una llamada personal lo retiene esperando en la entrada. Morgana lo ve. El cartero la ve. El empleado2, lo ve. Por suerte, la coherencia de este empleado2 que parece ser el único con neuronas en la empresa, hace que vaya corriendo hacia el cartero y le explique lo ocurrido. 

El cartero pide disculpas 100 veces, jurando y perjurando que desde ese día, le llevará los paquetes a Morgana a casa después de que ella amenace fundirlo con la mirada o colgarlo cabeza abajo de un pino hasta que la sangre acumulada haga que le estalle la cabeza, y finalmente, consigue el tan ansiado paquete. 

Pero la historia no acaba aquí, no. Porque al llegar a su casa, abre el buzón por pura casualidad y se encuentra con el aviso de llegada de OTRO paquete que su cartero decidió convenientemente omitir en la primera conversación vía interfono y que le obligará mañana a volver a Correos a poder dos reclamaciones seguidas. 

Fin"


No sé si reír o llorar o hacer las dos cosas a la vez. ¿Alguna recomendación? Lo peor de todo es que el paquete era de las peluquitas que con tanta impaciencia estaba esperando y una de ellas viene con un tamaño equivocado... T____T Espero que las cosas se solucionen por mi salud mental porque de verdad, estoy flipando.

Nos leemos en la siguiente entrada.

4 comentarios:

  1. xDDDDDD. Lo de tu cartero es surrealista, yo creo sinceramente que ese tío llegó a este mundo no por parto natural sino por aire, concretamente al área 51 en USA. En realidad eso mismo se podría pensar de casi todos los empleados de Correos XDDDD

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  2. me dejas sin palabras... es para matarlos a todos y quedarse agusto xD Pon una y mil reclamaciones porque vaya cara dura que tienen!!

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  3. Ays...correos no cambia eh? cada vez a peor y a mas incompetentes...jode con tanta gente en el paro porque no cojen a gente que trabaje mejor que ellos?

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  4. Increible!! es que no pondría una, sino 30 reclamaciones. Una por cada muestra de incompetencia absoluta por parte de estos señores. Es que es una tomadura de pelo...pero en fin, al menos conseguiste rescatar el paquete y todo acabó bien (a pesar del cabreo).

    Ahora queda ver lo que ha pasado con las pelus, ¿cuál es la peluca que ha llegado mal? a ver si enviándole un mail nos ayuda...

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